sábado, 19 de febrero de 2011

¿Decadente yo? Pues si

L. Alma Tadema "Moisés salvado de las aguas"


Cuando el 6 de agosto de 1885 Paul Bourde escribió una crónica en “Les Temps” llamando Decadentes a un grupo de artistas (novelistas, pintores, poetas...) que estaban apostando por una renovación artística en Francia, no sabía que su calificativo peyorativo estaba poniendo un título, con mayúsculas, a un grupo de intelectuales que lo aceptaron sin reproches pero con el significado contrario al que le quisieron dar desde las páginas de diarios rancios y estancados. Muchos artistas aceptaron llamarse “decadentes” con el desparpajo que da la ironía y la rebeldía. Con el aplomo que te surge cuando vas contra la corriente. Porque ellos se preguntaron ¿qué es ser decadente? Simplemente saber y sentir que eres el fin de algo, y por consiguiente, el principio de otro algo también. Los decadentes apostaron y apuestan por un futuro que quizá no lleguen a ver. Protestan por un mundo que les parece poco satisfactorio. Y su forma de protestar es utilizando la BELLEZA. ¡Qué protesta tan sublime!
Los decadentes de finales del siglo XIX buscaron esta belleza en todo lo que hacían; eran estetas por reacción a ese siglo mecánico, industrializado, plano, gris, en definitiva, sin sueños. “Hay que volar, hacerse hijos y merecedores de la Quimera”. Y volaron. Y lo hicieron muy lejos. Porque ellos no renegaron de la técnica o la ciencia del mundo en el que vivieron. Simplemente lo preferían sumamente bello. De hecho el Conde Villiers de l’Isle-Adam escribió una curiosa novela pseudocientífica “La Eva futura”, cuya protagonista era una mujer autómata.
La estética de los decadentes se quería alejar del realismo sórdido que asomaba por cada calle sin asfaltar de ciudades humeantes con olor a carbón y sonido chirriante. El decadente ponía de manifiesto su rechazo al naturalismo en el arte y al parnasianismo en poesía. Los artistas no querían ser espejo ni reflejo de nada. Sólo anhelaban explorar en su individualidad, aunque ésta sea exaltada, simbolista, compleja y misteriosa. Al fin y al cabo cada uno que asuma sus consecuencias.
En este grupo de decadentes estaban: Alma Tadema, Puvis de Chavannes, Waterhouse, Gustave Moreau, Odilon Redon, Jean Delville, Baudelaire, Mallarmé, Paul Verlaine, entre otros.
SENSACIÓN

En los azules atardeceres de verano iré por senderos,
picoteando por los trigales, pisando hierba menuda:
Soñador, sentiré su frescura en mis pies,
y dejaré al viento bañar mi cabeza desnuda.

No hablaré, no pensaré en nada:
Pero el amor infinito ascenderá por mi alma,
e iré lejos, muy lejos, como un bohemio,
Por la naturaleza, feliz como una mujer.

J.A.Rimbaud
Para Nina por toda la belleza que pone en su cocina verde y por su luz.

domingo, 13 de febrero de 2011

Poco a poco volviendo

"Ondinas" de G. Klimt


He salido a la superficie. He resucitado. Fui raptada por Ondina a la que prometí mi amor. Pero no fui capaz de mantener el fuego siempre vivo. Me parecía estéril buscarles bonitas imágenes de arte y ofrecerle los poemas leídos en mi juventud. En cada intento de ofrecerme, algo muy interno moría en mí. Como buena Ondina me echó la maldición de los que traicionan su amor. Primero me condenó a vivir en ambientes acuáticos donde las Ondinas habitan, después a la muerte sin remisión. Pero como se ha vuelto a enamorar de un joven noble que le ha prometido amor eterno, me ha perdonado. Me deja salir a la superficie de vez en cuando para escribir. No sé lo que durará su perdón, tal vez el tiempo de su nuevo romance. Por si acaso aprovecho para escribiros.
Perdonad por el tiempo sin señales, por la ausencia sin justificaciones, por el abandono infinito. Os ofrezco las Ondinas de Klimt ¡tan sensuales y lascivas! Os ofrezco un trocito de poema modernista ¡tan ilustrativo! Os ofrezco la parte más húmeda de mis lágrimas en el destierro para que saboreéis la sal del dolor. Espero el perdón.




Las Ondinas

Es la hora en que los muertos se levantan

mientras que duerme el mundo de los vivos,
en que el alma abandona el frágil cuerpo
y sueña con lo santo y lo infinito…

… Todo es silencio allí, do en otro tiempo
hubo bullicio y locas alegrías…


José Asunción Silva


jueves, 16 de abril de 2009

No te salves

"La muerte de Lady Jane Grey" P. Delaroche

Cuando entré en la sala sólo la vi a ella. Y no por el tamaño del cuadro, ni por el blanco inmaculado del corsé de satén. No me estremecí por las damas de compañía que, a diferencia de mi, no quieren ver la escena. Ni siquiera miré casi impasible como lo hace el verdugo.

Me cautivó el apoteosis de la fragilidad femenina que despierta compasión. Sobre todo cuando sabes que Lady Jane Grey fue ejecutada al aire libre, que caminó estoicamente hacia su muerte, y que sus damas seguramente no derramarían más de unas cuantas lágrimas en su cadalso.

Nos enseñan a ser fuertes, como ellos, a caminar con paso firme, también; pero yo soy débil. Confieso que muchas veces me derrumbo , me retuerzo por dentro, mis pasos son inseguros y mi mirada líquida. Por eso me identifiqué con esta versión que hizo Paul Delaroche de la ejecución de Lady Jane Grey, porque era una mujer, no una reina.
NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

Mario Benedetti

domingo, 5 de abril de 2009

La forma de querer tú

"L´amour fou" A.M Charris

Me tienes escondida, acurrucada en postura fetal, en el hemisferio izquierdo de tu cerebro. Cuanto más te empeñas en expulsarme, más se aferra a mí tu pensamiento. Volteas tu cabeza para ponerlo todo al revés, pero te equivocas, porque cada vez que hueles el mar, me imaginas jugando con las olas. Cuando subes una montaña, lo primero que oteas es mi horizonte. Cuando escuchas una canción, imaginas que escribiste su letra para mí. Y cuando desciendes a los infiernos buscas, en el fuego, el calor de mis besos.
No miras hacia atrás por miedo a que sea verdad la pesadilla que llevas dentro.

La forma de querer tú
es dejarme que te quiera.
El sí con que te me rindes
es el silencio. Tus besos
son ofrecerme los labios
para que los bese yo.
Jamás palabras, abrazos,
me dirán que tú existías,
que me quisiste: jamás.
Me lo dicen hojas blancas,
mapas, augurios, teléfonos;
tú, no.
Y estoy abrazado a ti
sin preguntarte, de miedo
a que no sea verdad
que tú vives y me quieres.
Y estoy abrazado a ti
sin mirar y sin tocarte.
No vaya a ser que descubra
con preguntas, con caricias,
esa soledad inmensa
de quererte sólo yo.

Pedro Salinas en "La voz a ti debida"

sábado, 28 de marzo de 2009

Niña Vertical

"Saint Barbie" Mark Ryden

Toda la tarde la emplea en ducharse, arreglarse el pelo, elegir el modelo más adecuado, maquillarse… Se rocía con el perfume que sus amigas le han regalado para su cumpleaños. Quince, la niña bonita, la niña que crece y cuando sale los fines de semana se metamorfosea en una mujer.
Todavía no está muy acostumbrada a esas enormes plataformas, parece un pato, pero no el patito feo, ese no, se asemeja a un cisne. Tan alta, tan delgada, con esa melena al viento recién planchada, con esos andamios que la elevan hasta alcanzar las estrellas, lo que ella quiera puede alcanzar, porque mira que va guapa. Las piernas de esta niña son interminables, como la raya que se ha trazado en los ojos.
Ha quedado en el bar de siempre. Lógico, allí se engendra la noche. (Mírala como viene, la más fashion, la luz que faltaba en este garito, las piernas que no se merecen estas sillas de plástico). Y entre miradas atónitas y moscones al uso, comienza el ritual de adulta. Se ha dejado a la niña que es debajo de la almohada , junto al pijama de ositos.
La primera vez que contemplé la obra de este artista quedé realmente impacata, más bien estupefacta. A simple vista sus cuadros parecen ilustraciones para libros infantiles, pero cuando te asomas a ellos con más profundidad producen cierto rechazo, incluso algo de miedo por la mezcla tan atroz que realiza. El de "Santa Barbi" me ha inspirado esta entrada.
A Margarita Debayle
...Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita, Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así...
Rubén Darío

domingo, 15 de marzo de 2009

Toca al menos mis labios con los tuyos

"Venus y Adonis" de Georges Barbier
“Una vez él en tierra se tumba ella a su lado,
cada uno apoyado, en codos y caderas,
si le acaricia el rostro, él se enoja y se enrabia
reprendiendo su gesto; ella le cierra el labio
y besándolo le habla con lascivo lenguaje:
- Si me regañas, nunca, podrás abrir los labios.
Toca al menos mis labios con los tuyos tan bellos
-que aun que no tan hermosos, son iguales de rojos-
y así el beso será tan tuyo como mío;
¿qué miras sobre el césped? Levanta tu cabeza,
y verás tu belleza en mis propias pupilas;
¿y si juntos los ojos, juntemos, también labios?

- ¿Te da vergüenza el beso? Cierra, pues bien los ojos,
tal como yo los cierro y hagamos noche el día,
que donde dos se encuentran se descubre el amor;
se osado, que este juego nuestro, no está a la vista:
y estas azules venas en que nos apoyamos
no podrán delatarnos ni saber nuestro anhelo.”
William Shakespeare: fragmento de “Venus y Adonis”

Esta entrada es original por dos razones. Primera: el blog no me permitía insertar imágenes pero he podido con él. Segunda: he comenzado directamente con el texto porque me parece que refleja fielmente lo que yo quiero expresar en estas fechas casi primaverales. Yo no lo hubiera escrito mejor.

sábado, 28 de febrero de 2009

Me ha tocado un ángel

"El violín de Ingres" Man Ray

Túmbate Dánae y espera a que caliente mis manos.
No estés tensa ¿es tu primera vez?
Lo voy a hacer con mucho cuidado; empezando por aquí, muy cerca de la cintura, y luego ascenderé en semicírculos hasta llegar a tu cuello. Así.
(silencio, respiración agitada)
¿Sabes que tus vértebras parecen teclas de un piano?
(sonrisa)
Relájate, anda, que ya no duele. Siente cómo se deshace tu piel en mis manos.
(silencio de nuevo)
En el cuello sentirás, tal vez, dolor. Pon tus manos debajo de la barbilla para que pueda hacerlo mejor. Buena chica.
(escalofríos)
Aquí también haré semicírculos hasta llegar al nacimiento de tu pelo.
(piel de gallina)
Ahora descansa un poco y vístete despacito. Nos vemos mañana.

Ya espero directamente tumbada boca abajo, con la lámpara de calor rojo sobre mí. Espero ansiosa que abra la puerta y entre. Sólo veo el uniforme blanco acercándose. Pero en cuanto posa sus manos sobre mí sé que es mi ángel.
Las espero (sus manos) como maná, como la tierra prometida, como la Jerusalem Celestis. Me estoy volviendo creyente porque ansío su cercanía con fervor. Es un gozo sobrenatural el que me recorre de arriba abajo; un éxtasis místico. Mi cuerpo se torna hora violín hora piano. Lo afina hasta la perfección. Soy un Stradivarius tumbado, el órgano de la catedral de Colonia, la filarmónica de Viena.
Me ha mirado un tuerto pero cada tarde me acaricia un ángel.


Poemas del alma

No tengo sólo un Ángel
con ala estremecida:
me mecen como al mar
mecen las dos orillas
el Ángel que da el gozo
y el que da la agonía,
el de alas tremolantes
y el de las alas fijas.

Yo sé, cuando amanece,
cuál va a regirme el día,
si el de color de llama
o el color de ceniza,
y me les doy como alga
a la ola, contrita.

Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía.

¡Se juntaron
en una sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida!

Gabriela Mistral